
¿Qué es la espondilosis cervical?
La espondilosis cervical es el desgaste natural de la columna vertebral que ocurre con la edad.
La espondilosis cervical una afección frecuente de la columna vertebral que puede causar intensos dolores normalmente a partir de los 40 años.
A los 50 años, entre el 25 % y el 50 % de las personas desarrollan espondilosis cervical; a los 75 años, se observa en al menos el 70 %.
¿Por qué se produce la espondilosis cervical?
La médula espinal, que se extiende desde el cerebro hasta la espalda, está protegida por huesos anulares apilados uno sobre otro llamados vértebras. Sin embargo, las vértebras no están en contacto directo entre sí. En los espacios intermedios existen unas estructuras llamadas discos.
Al envejecer, las vértebras (los huesos que componen esta columna vertebral) se desgastan. Este desgaste puede incluir:
- Pérdida de altura de los discos intervertebrales en parte porque se deshidratan y a veces porque se fisuran formando hernias blandas.
- Artrosis (desgaste) en pequeñas articulaciones de la columna.
- Rigidez de los ligamentos.
- Formación de “picos de hueso” (osteofitos). El desarrollo de osteofitos en estos huesos a veces se denomina osteoartrosis cervical. Los osteofitos pueden ayudar a estabilizar la columna vertebral en su degeneración y a proteger la médula espinal.
Estos cambios pueden alterar la alineación y la estabilidad de la columna vertebral. Pueden pasar desapercibidos o causar problemas en la columna vertebral y los nervios y vasos sanguíneos asociados.
Entre los factores de riesgo para que se produzcan todos estos cambios en el cuello son:
- Edad avanzada.
- Ocupaciones con movimientos repetitivos o posturas forzadas del cuello.
- Antecedentes de traumatismo cervical.
- Estrechamiento congénito del canal cervical.
- Predisposición familiar.
- Tabaquismo (asociado a mayor dolor).
- Realizar deportes de contacto.
- Sedentarismo y obesidad.
¿Cuáles son los principales síntomas de la espondilosis cervical?
En la mayoría de las personas, los cambios degenerativos en la zona cervical no causan ningún síntoma.
Sin embargo, a partir de los 40 años, algunas personas pueden comenzar a presentar molestias como:
- Dolor y rigidez en el cuello (espalda axial).
- Dolor que se extiende hacia los brazos.
- Hormigueo o pérdida de sensibilidad en la piel de ciertas zonas (según el nervio afectado).
- En algunos casos, síntomas de mielopatía, como problemas para mover bien brazos o piernas.
El dolor suele ser de inicio lento y progresivo y suele empeorar después de estar mucho tiempo en una misma postura.
Los episodios de dolor más agudo aparecen de vez en cuando y se alternan con períodos largos sin molestias o con síntomas leves.
La estrechez con compresión de la médula espinal con hormigueo, debilidad en miembros superiores o inferiores, torpeza al moverse, inestabilidad de la marcha y, en casos graves, alteraciones de los esfínteres (dificultad para controlar la orina o la defecación) son signos de alarma que requieren valoración médica inmediata.
¿Cómo se puede diagnosticar la espondilosis cervical?
El diagnóstico de la espondilosis cervical se basa en la sintomatología. Algunas características clínicas pueden ayudar al diagnóstico de la espondilosis cervical como:
- Hay sucesión de largos períodos de ausencia de dolor con períodos de dolor intenso.
- El dolor aparece frecuentemente en el reposo de la columna vertebral, así como por la noche y por la mañana, aunque también tiene relación con ciertas posiciones y posturas corporales.
- Dolor a la rotación en la región cervical (giro axial de la columna vertebral).
- Dolor irradiado a la musculatura del hombro y de la nuca.
- Dolor en el área de las zonas correspondientes inervadas por el plexo braquial (por afectación de las raíces): parestesias (hormigueo, adormecimiento), hipoestesias (entumecimiento, insensibilidad), debilidad, atrofia.
- Dolor en la rotación y en la percusión de la columna vertebral cervical.
- Contracturas de la musculatura de la nuca y el hombro.
Con base en estos síntomas, el médico realiza un examen físico orientado a buscar signos específicos como:
- Rango cervical, fuerza y sensibilidad por miotomas y dermatomas.
- Reflejos (bicipital, braquiorradial, tricipital).
- Pruebas específicas: Spurling (radiculopatía), tracción cervical (alivio radicular), Romberg y tándem gait; grip-and-release (mielopatía).
- Signos piramidales.
Se pueden utilizar los siguientes exámenes que siempre son solo complemento del examen físico realizado por el médico:
- Radiografías para buscar osteofitos y evidenciar la alineación de la columna.
- Resonancia magnética nuclear RMN.
- Tomografías computarizadas como el TC o mielo-TC.
- Electromiografía y estudios de conducción nerviosa.
Los hallazgos en las pruebas radiológicas (tomas de la columna vertebral cervical en 4 proyecciones: anteroposterior, lateral y dos oblicuas) o de imagen como la resonancia magnética pueden ser:
- Pinzamiento de la interlínea articular.
- Esclerosis de los platillos intervertebrales (cuerpos de Schmorl).
- Osteofitos y puentes intervertebrales.
- Empequeñecimiento y deformación del agujero de conjunción: alteración de las raíces nerviosas.
¿Cuál es el tratamiento recomendado en caso de espondilosis cervical?
Dependiendo del caso se puede optar por un tratamiento conservador o por un tratamiento intervencionista:
Tratamiento conservador:
Medicamentos:
- Analgésicos y AINEs para tratar el dolor.
- Ciclo corto de corticoides orales en exacerbaciones.
- Relajantes musculares para espasmo.
- Neuromoduladores en dolor neuropático: gabapentinoides, antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina.
Complementarios:
- Calor local y masajes en la zona del cuello.
- Los collares cervicales pueden ser útiles durante el dolor agudo, pero su uso prolongado puede ser perjudicial.
- Fisioterapia para mejorar el movimiento y el control muscular.
- Terapias complementarias como masaje y la acupuntura tras excluir síntomas que requieren atención urgente.
Tratamiento intervencionista:
Se pueden realizar procedimientos para el manejo del dolor guiados por imágenes como:
- Bloqueos facetarios y neurotomía por radiofrecuencia en dolor facetario refractario.
- Infiltraciones epidurales interlaminares o transforaminales en radiculopatía persistente.
Dependiendo del paciente existen diferentes intervenciones quirúrgicas para tratar la afección.
Las indicaciones de cirugía son:
- Mielopatía establecida y progresiva (daño de la médula espinal).
- Radiculopatía con déficit motor o dolor refractario (daño de las raíces de los nervios).
- Deterioro funcional a pesar del tratamiento óptimo.
Los objetivos del procedimiento quirúrgico son: descompresión neural y, si procede, estabilización.
Los tipos de cirugía que se pueden realizar son:
- Abordaje anterior (discectomía o corpectomía con descompresión y fusión) útil para compresión ventral y uno o pocos niveles.
- Abordaje posterior (laminectomía con o sin fusión o laminoplastia).
- Foraminotomía posterior.
- Reemplazo del disco intervertebral.
¿Cuál es el pronóstico de la espondilosis cervical?
En la espondilosis cervical con radiculopatía hay una alta tasa de mejoría con manejo conservador, aunque hay recurrencias.
La mielopatía sin tratamiento puede dejar secuelas permanentes de movimiento y sensibilidad.
Además, se recomienda continuar realizando ejercicio regular, evitar el sobrepeso, dejar de fumar y buscar adaptaciones ergonómicas para mantener una postura adecuada en el sitio de trabajo.




Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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