La radioterapia es un término que se utiliza en general para describir las técnicas de tratamiento del cáncer mediante radiaciones.
La radiación que se utiliza son los rayos X y otras de alta potencia que destruyan las células malignas dañando su ADN.
A diferencia de la quimioterapia que afecta todo el cuerpo, es posible utilizar la radioterapia en zonas muy específicas involucrando muy pocas células sanas.
Como la quimioterapia, la radioterapia es activa en la maduración y crecimiento de las células.
Como las células cancerosas son más activas y crecen más rápido que las normales suelen ser más sensibles a las radiaciones y por ello son destruidas con más facilidad con las radiaciones que las normales.
En el caso de la radioterapia hay células normales de crecimiento rápido que pueden verse afectadas por la radiación, principalmente las células de la piel y del pelo; por ello se suelen ver frecuentemente efectos secundarios de la radiación en forma de caída de pelo y quemaduras en la piel.
La radioterapia que se utiliza con mayor frecuencia es la radioterapia de haz externo. Esto significa que una máquina genera haces de rayos X, de fotones o de protones en altas dosis y los dirige hacia una zona determinada del cuerpo por medio de un programa informático.
En ocasiones se utilizan imágenes como la resonancia magnética nuclear y la tomografía computarizada para dirigir con mayor precisión el haz de energía.
En casi todos los cánceres es necesario administrar la radioterapia todos los días, más o menos 15 minutos por cada sesión durante varias semanas en el centro oncológico y el paciente no queda emitiendo ningún tipo de radiación.
El otro tipo de radioterapia se denomina radioterapia interna o braquiterapia donde el material radiactivo se coloca dentro de la parte del cuerpo que tiene el tumor que se quiere destruir.
Esto se realiza mediante implantes especiales y puede requerir que el paciente se interne en el hospital y se utiliza principalmente en el cáncer de cabeza y cuello, mama, cuello del útero, próstata y ojo.
Mientras el paciente porte los implantes con material radiactivo, sus familiares deben tener protección contra la radiación o evitar el contacto, especialmente si son niños o mujeres embarazadas.
También existen algunas sustancias en las que la radioterapia se administra mediante cápsulas que se toman por la boca o mediante inyecciones. Un ejemplo es el yodo radiactivo que se da para tratar el cáncer de tiroides. Esto se llama radioterapia sistémica.
Las radiaciones pueden ser utilizadas como tratamiento único, asociado a quimioterapia o bien servir para reducir el tamaño de ciertos tumores para que luego puedan ser extirpados mediante cirugía.
En otras ocasiones, se utiliza como tratamiento secundario para eliminar los residuos de tumor que queden tras una cirugía o una quimioterapia.
No siempre se utiliza como tratamiento curativo, a veces es tan solo un tratamiento conservador, es decir que limite el tamaño de los tumores para mejorar la calidad de vida del paciente afectado de cáncer.
Las personas que son sometidas a radioterapia son atendidas por un equipo de muchas personas que les dan recomendaciones acerca de cómo alimentarse, hidratarse, descansar adecuadamente, manejar el estrés emocional y cuidar zonas delicadas como la piel.
Todo esto busca minimizar los efectos desagradables que, por lo general, comienzan después de la segunda semana de tratamiento.
Si además la persona recibe quimioterapia (medicamentos), se extreman los cuidados, precauciones y recomendaciones para hacer que la calidad de vida sea la mejor posible.
Los posibles efectos secundarios de la radioterapia son:
Los efectos secundarios dependen de la zona del cuerpo donde se recibe la radioterapia y por eso son muy diferentes de persona a persona.
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