
¿A qué se debe el hipo del lactante?
El hipo en los bebés lactantes es consecuencia del espasmo súbito del diafragma y la glotis con sacudida de las paredes torácicas y abdominales y sonido agudo inspiratorio.
A menudo acompaña a la indigestión o a un estómago demasiado lleno o porque el lactante al tomar el biberón o el pecho come muy rápido y traga demasiado aire y le resulta difícil su expulsión.
A veces, el hipo se presenta durante una crisis de llanto o después de ella o cuando hay cambios bruscos en la temperatura del ambiente.
Muchas veces no se sabe la causa, pero se considera que el hipo es un reflejo natural que no representa ningún problema de salud y va disminuyendo en frecuencia a partir del primer año de edad.
Lo usual en los bebés es que el hipo dure tan solo unos segundos aunque a veces se prolonga por minutos o se repite varias veces durante algunos días.
Si el hipo episódico supera las 48 horas seguidas, lo cual es sumamente raro en bebés, requiere una valoración médica para buscar alguna causa física como reflujo gastroesofágico, hernia hiatal, algún golpe inadvertido o una enfermedad metabólica como las alteraciones del sodio y el calcio.
Existen algunos remedios caseros que no siempre son útiles para el hipo como chupar hielo, ofrecer un poco de agua, manzanilla, zumo, etc. o tomar una cucharadita llena de azúcar o líquido azucarado.
¿A qué pueden ser debidos los vómitos y las regurgitaciones en el lactante?
En las primeras horas de vida, los niños pueden vomitar secreciones mucosas, a menudo sanguinolentas.
Estos vómitos rara vez persisten después de las primeras tomas de alimento; pueden deberse a irritación de la mucosa gástrica por el material deglutido durante el parto.
Si persisten los vómitos, se tiene que practicar lavado gástrico con agua bidestilada o con suero fisiológico.
La mayoría de los lactantes sacan un poco de contenido gástrico después de comer. En la mayoría de los casos, es debido a la sobrealimentación o por no dejar al niño eructar el aire deglutido.
Otra causa de los vómitos es la regurgitación de los alimentos debido a la continua relajación del esfínter esofagogástrico; se puede controlar manteniendo al niño en una posición semisentada.
La regurgitación aumenta en frecuencia si se mueve el lactante después de comer.
En muchos casos la mejoría comienza a partir del segundo trimestre de vida.
Si el vómito es abundante, repetitivo y con empeoramiento del estado general y con el peso estable o disminuyendo, sería conveniente consultar al pediatra, ya que podría tratarse de un síntoma de varios procesos patológicos, tales como:
- Infecciones como otitis, infección urinaria, meningitis.
- Estenosis hipertrófica de píloro.
- Hernia de hiato.
- Obstrucción intestinal.
- Enfermedades metabólicas.
- Intolerancia a la lactosa o a las proteínas de leche de vaca.
- También por mala preparación del alimento del lactante.
¿Cómo deben ser las deposiciones de un lactante?
La primera deposición del recién nacido suele acontecer durante las primeras horas de vida. Si el recién nacido tarda en realizar esta primera deposición puede ser bien porque las aguas han sido meconiales o simplemente teñidas (el feto ha emitido meconio antes del nacimiento) o bien porque la motilidad intestinal es tardía o el aporte de líquidos insuficiente.
Al principio las deposiciones suelen ser de color verdoso oscuro (casi negras), después verdosas, luego marrón oscuro y al final amarillentas. La consistencia por lo general es más blanda si la lactancia es materna.
El número puede variar desde una deposición por toma hasta una cada 36 horas. Si pasados los tres primeros días el recién nacido no ha hecho ninguna deposición es muy importante llamar la atención sobre este hecho a la enfermera o al médico.
Los lactantes pueden no hacer una deposición cada día o al hacerla costarles mucho, e incluso provocarles alguna molestia llegando al llanto fuerte. En este caso sería importante ayudarles, levantándoles las extremidades inferiores y haciendo un suave masaje en el abdomen en el sentido de las agujas del reloj.
Si tienen más de un mes, se les puede ofrecer unas cucharaditas de zumo de naranja natural una vez al día, y si de esta manera no mejora su situación se puede añadir al biberón un producto farmacéutico a base de lactosa, pepsina amilácea, hidrocarbonato de magnesia, fosfato sódico, fosfato magnésico, oxido magnésico y sacarosa.
Es conveniente que la prescripción de cualquier reblandecedor de heces o laxante sea exclusivamente prescrita por el pediatra.
Al lactante mayor de 7 meses se le puede añadir una harina de avena a la leche (en forma de papilla) exclusivamente una vez al día, o mezclada con las papillas de harina o de verdura que toma el niño.
Algunos niños presentan deposiciones muy duras y con escasa frecuencia a pesar de todos los métodos utilizados anteriormente. En este caso es imprescindible hacer alguna exploración especial para aclarar el origen de este estreñimiento.



Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
Revisor clínico