
¿Qué es el reflujo gastroesofágico?
El reflujo gastroesofágico consiste en el paso del contenido gástrico al esófago, a través del esfínter esofágico inferior.
La regurgitación consiste en el ascenso a la boca o faringe de material proveniente del estómago o del esófago.
El material refluido puede ser contenido del estómago o del intestino.
Fig. Izquierda: En la primera figura el ácido del estómago refluye hacia el esófago produciendo lesiones en la mucosa.
Fig. Derecha: En la segunda figura el esfínter gastroesofágico es normal (contraído) impidiendo la salida del ácido del estómago.
¿Qué incidencia tiene este trastorno?
El reflujo gastroesofágico es una afección muy frecuente, ya que el 7% de las personas tienen pirosis (acidez gástrica) a diario y el 15% cada mes. Además, el 27% de las personas toman antiácidos más de dos veces al mes.
La mayoría de estas personas tienen reflujo gastroesofágico y la mitad de ellas lesiones de esofagitis. En las personas mayores de 50 años es aún más frecuente.
¿Cuáles son los síntomas del reflujo gastroesofágico?
El reflujo gastroesofágico puede cursar sin síntomas y sin causar lesiones.
Los síntomas más frecuentes que refieren las personas que padecen reflujo gastroesofágico son:
- La pirosis (acidez gástrica), es el más frecuente. Es una sensación de quemazón o ardor detrás del esternón hasta el cuello, más frecuente al consumir ciertos alimentos (grasas, chocolate, alcohol, café y tabaco).
- Regurgitación: Los alimentos se devuelven espontáneamente del estómago a la boca dejando un sabor ácido o amargo.
- La disfagia o dificultad para deglutir alimentos.
- Sequedad de boca.
- Infecciones dentales frecuentes.
- Laringitis.
- Afonía (perder la voz) o ronquera.
- Dolor en el pecho.
- Tos crónica o asma.
- Sangrado oculto por úlceras en la mucosa esofágica.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
Las causas que provocan el reflujo gastroesofágico son diversas. En parte se deben a:
- Relajación del esfínter esofágico inferior, una válvula que une el esófago y el estómago.
- La mucosa esofágica no es una mucosa preparada para aguantar el ácido del estómago, por ello se lesiona con facilidad. Trata de defenderse a base de una salivación más intensa.
- Los movimientos del estómago son más lentos y el estómago permanece más lleno favoreciendo que la comida se devuelva al esófago.
- El aclaramiento esofágico (paso de los alimentos del esófago al estómago) disminuido por:
- Disminución de los movimientos del esófago.
- La salivación aumenta (más viscosa y menos ácida) como mecanismo de defensa. El tabaco disminuye el aclaramiento esofágico, reduciendo la salivación.
Otras causas secundarias de reflujo gastroesofágico son:
- Embarazo
- Estenosis pilórica
- Síndrome de Zollinger-Ellison
- Enfermedades sistémicas (colagenosis) como la esclerodermia o el síndrome de CREST
- Hernia de hiato
- Posterior a cirugías de tratamiento para la obesidad o para corrección de otras enfermedades como la acalasia
- Colocación prolongada de una sonda nasogástrica
En la mayoría de los casos se trata de un reflujo mixto debido a la suma de varios factores.
¿Qué complicaciones pueden aparecer?
Si el reflujo es normal puede dar pirosis y poco más, pero si es patológico llega a producir lesiones de esofagitis.
La esofagitis es una inflamación de la mucosa esofágica, que si persiste en el tiempo y se hace erosiva degenera en lesiones precancerosas (Esófago de Barrett) y en cáncer.
La esofagitis puede ser causa o ser secundaria a la hernia de hiato, que es el paso de una parte del estómago hacia la cavidad torácica a través del diafragma.
Complicaciones más raras son las úlceras esofágicas que pueden sangrar o romperse y las estenosis en las cuales el esófago se cierra demasiado por cicatrices.
¿Cómo se puede detectar?
En un comienzo, la acidez de estómago y la regurgitación crean la sospecha de reflujo gastroesofágico y el médico puede hacer una prueba diagnóstica que consiste en recetar medicamentos por lo menos por dos meses y ver la evolución.
Si mejora, se diagnostica como reflujo gastroesofágico y se decide si se sigue el tratamiento con medicamentos o no.
Si no mejora o los síntomas regresan muy rápido luego de suspender la medicación, está indicada la toma de una gastroscopia con biopsia.
La gastroscopia está indicada desde el principio en los siguientes casos:
- Dolor en el pecho en quienes ya se descartó una enfermedad del corazón.
- Disfagia (dificultad para tragar saliva o pasar los alimentos por la garganta).
- Pérdida importante de peso.
- Sangrado digestivo (vómitos de sangre o sangre en las heces).
- Personas con factores de riesgo para sufrir Esófago de Barrett: sexo masculino, mayores de 50 años, apnea del sueño, obesidad, síndrome metabólico, uso prolongado de omeprazol o similares, antecedente de hernia de hiato o de esofagitis erosiva.
A veces la gastroscopia no es suficiente porque no evidencia alteraciones importantes. Entonces, se puede realizar un registro del pH (grado de acidez) del estómago: Se introduce un cable con un electrodo por la nariz hasta el esófago o se coloca una cápsula inalámbrica durante la gastroscopia y se mide el pH del ácido durante 24 a 96 horas de manera ambulatoria, lo cual debe diferenciar entre un reflujo normal y uno patológico.
Otros exámenes como las radiografías con medio de contraste o la manometría son de uso del especialista como complemento para reflujo gastroesofágico de difícil diagnóstico o manejo.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento recomendado para el reflujo gastroesofágico es:
- Dieta, ejercicio y reducción de peso, en caso de sobrepeso u obesidad.
- Dormir sobre el costado izquierdo si eso produce mejoría de los síntomas. Si no, por lo menos evitar dormir sobre el costado derecho para que el contenido del estómago no se devuelva, lo que ocurre más frecuentemente en esa posición.
- Subir la cabecera de la cama de 8 a 15 cm (lo ideal es poner una cuña debajo del colchón o bloques debajo de las patas de la cabecera de la cama; no usar almohadas) si hay mejoría de los síntomas al hacerlo y si no altera la calidad del sueño. Para algunas personas puede ser muy incómodo.
- Cenar o tomar cualquier comida tres horas o más antes de dormir o recostarse.
- Evitar los alimentos que afecten a cada paciente: Si los síntomas se presentan, por ejemplo, al tomar café, chocolate, grasas, alimentos condimentados, bebidas ácidas o carbonatadas, se deben evitar. Si no, se pueden consumir con prudencia aunque debe predominar la dieta balanceada.
- No fumar.
- Evitar el consumo de alcohol.
El tratamiento con medicación puede incluir:
- Antiácidos de venta libre: Mejoran rápido los síntomas, pero también dejan de funcionar rápido. No curan la enfermedad ni evitan las complicaciones.
- Ácido algínico o alginato: Proviene de un alga y lo que hace es formar una capa de gel en el estómago y mejorar mucho los síntomas del reflujo. Por sí solo no cura la enfermedad. Debe ser complementario al tratamiento de larga duración ordenado por el médico.
- Inhibidores de la bomba de protones, que disminuyen casi por completo la producción de ácidos en el estómago (omeprazol, lansoprazol, etc.) Son los mejores medicamentos para mejorar la progresión de la enfermedad y evitar la esofagitis que es una complicación indeseada. El médico será quien los recete y determine el tiempo del tratamiento que casi nunca es menor de dos meses. Se recomienda tomarlos de media hora a una hora antes de una comida principal para que funcionen mejor. No sirve de nada tomarlos de vez en cuando.
- Estimuladores de la motilidad del esfínter esofágico. El médico decidirá si los ordena en caso de sospechar que los movimientos del estómago sean demasiado lentos.
La cirugía se realiza para síntomas incontrolados o por complicaciones como el Esófago de Barrett. Principalmente, trata de corregir las hernias (de deslizamiento) de hiato, devolviendo el estómago a la cavidad abdominal y cerrando el paso por el diafragma para que no vuelva a ocurrir.
Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
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