La fascitis plantar es la inflamación de la fascia plantar que se manifiesta con dolor en el talón principalmente al caminar.
La fascia plantar es un tejido fibroso formado por tres bandas (media, central y lateral) que conecta el hueso calcáneo con los dedos del pie y que sirve para dar tensión y apoyo al arco del pie.
La fascitis plantar se manifiesta principalmente como un dolor intenso al dar los primeros pasos tras haber dormido o descansado debido a que la zona plantar se ha encontrado en relajación durante un largo periodo de tiempo.
Las causas que provocan la fascitis plantar son muy variadas. Las más frecuentes son:
El síntoma más característico es el dolor en la zona media del talón por las mañanas que va disminuyendo gradualmente a lo largo del día.
Los síntomas de la fascitis plantar incluyen:
Además de la exploración de la zona se pueden realizar varias pruebas diagnósticas para valorar la lesión y descartar otras patologías:
En la resonancia magnética nuclear se puede ver que una fascia plantar normal es una estructura homogénea de baja intensidad de señal en todas las secuencias y tiene unos 3 mm de grosor.
Cuando existe una fascitis plantar aparece en la resonancia magnética nuclear como un engrosamiento y cambio en la señal de la fascia, en particular en la zona de inserción calcánea.
Esta enfermedad es en la gran mayoría de los casos "auto-limitada", lo que quiere decir que se cura sola (puede durar meses o años). El papel del médico es solo el de controlar los síntomas para que el afectado pueda convivir adecuadamente con el problema.
Cerca del 85% de los pacientes con fascitis plantar mejoran habitualmente entre los 6 y los 9 meses.
Esta dolencia suele ser tratada mediante un abordaje conservador tratando de reducir el dolor.
El tratamiento conservador incluye:
La cirugía sólo se reserva para los casos en que un tratamiento conservador prolongado y las inyecciones de cortisona no han funcionado. Únicamente del 3 a 5% de los casos necesitan tratamiento quirúrgico.
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