¿Qué es la embolia pulmonar?
La embolia pulmonar se define como la obstrucción de las arterias pulmonares o algunas de sus ramas provocada por un trombo (mayoritariamente) u otras sustancias (tumorales, gas, grasa) produciendo un problema de oxigenación en el organismo.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
La gran mayoría de los trombos suelen originarse en el sistema venoso de los miembros inferiores para posteriormente “soltarse” y pasar a la circulación general llegando a los pulmones produciendo un déficit agudo de oxígeno.
La gran mayoría de las embolias pulmonares se deben a trombos de sangre. En un pequeño porcentaje de personas se deben a sustancia tumorales, embolias de gas o embolias de grasas.
Tiene una incidencia anual de unos 112 casos por 100.000 habitantes, siendo más frecuente en hombres que en mujeres.
En Estados Unidos y Europa provocan unas 100.000 y 300.000 muertes anuales respectivamente.
La tasa de mortalidad en la raza afroamericana es más elevada respecto al resto.
Existen una serie de factores de riesgo que favorecen la formación de trombos:
- Trastornos genéticos de la coagulación (factor V de Leiden, déficit de proteína C y S, deficiencia de antitrombina y la mutación del gen de la protrombina)
- Haber tenido trombos previamente aumenta el riesgo de repetirse
- Cirugía reciente
- Traumatismo mayor
- Inmovilización prolongada (encamados prolongados, muchas horas sentado, viajes largos)
- Inicio de terapias hormonales (anticonceptivos orales y transdérmicos)
- Cáncer activo
- La presencia de anticuerpos antifosfolípidos positivo
- Embarazo avanzado y cesárea
- Tabaquismo
- Obesidad
- Enfermedad renal crónica e insuficiencia cardiaca
- Enfermedad inflamatoria intestinal
¿Cuáles son los síntomas de la embolia pulmonar?
El tromboembolismo pulmonar presenta un abanico muy amplio de síntomas que van desde la ausencia de síntomas a la muerte súbita.
En ello influye el grado de trombosis pulmonar, que puede ir desde una pequeña rama pulmonar secundaria trombosada a una trombosis pulmonar masiva de los dos pulmones.
Los síntomas más comunes son:
- Disnea (sensación de falta de aire) de aparición súbita
- Dolor torácico
- Tos con o sin sangre
- Dolor e inflamación en la pierna
- Síncope
- Shock cardiogénico (fallo cardiaco agudo)
¿Cómo se puede detectar?
Ante la sospecha de un tromboembolismo pulmonar debemos confirmar el diagnóstico cuanto antes mediante las siguientes pruebas:
- Angio TAC pulmonar (prueba de elección principal).
Existen otra serie de pruebas que complementan la valoración del paciente:
- Electrocardiograma y ecocardiograma (para descartar sufrimiento cardiaco)
- Radiografía de tórax (se pueden ver signos indirectos)
- Analítica con D-Dímeros y troponina
- Gammagrafía de ventilación/perfusión
- Gasometría arterial
- Arteriografía pulmonar
- Ecografía de miembros inferiores (buscando trombos en las piernas, donde suelen originarse)
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
El tratamiento es hospitalario y debe instaurarse con la mayor rapidez posible debido a la elevada mortalidad.
El tratamiento de elección es la anticoagulación, inicialmente mediante heparinas de bajo peso molecular vía subcutánea para posteriormente continuar con anticoagulantes orales durante 3-6 meses o incluso de forma indefinida.
En pacientes con alto riesgo de shock, se puede plantear la trombolisis (sustancias que ayudan a deshacer el trombo). Si la trombolisis fracasa o está contraindicada, se puede intentar una embolectomía (extracción quirúrgica del trombo).
En pacientes con alto riesgo para que se repita el tromboembolismo y contraindicación absoluta para tomar anticoagulantes orales, se puede plantear implantar un filtro en la vena cava inferior (dispositivo que evita que los trombos de los miembros inferiores se dirijan al pulmón).
Dr. Miguel Cabrero de Cabo
Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela.
Autor original