
¿Qué es la hipertensión renal?
La hipertensión renal es una forma secundaria de hipertensión arterial causada por un estrechamiento de las arterias que vascularizan los riñones.
La hipertensión renal se produce por el estrechamiento de la arteria renal que reduce el flujo de sangre que llega al riñón.
En respuesta a este proceso, el riñón produce una proteína denominada renina, que se libera en el torrente sanguíneo convirtiéndose posteriormente en una enzima que causa la retención de sodio y la constricción de las arteriolas (vasos sanguíneos de pequeño tamaño) provocando la hipertensión arterial.
La hipertensión arterial más frecuente es la primaria que aparece sin causas evidentes y corresponde al 90% de los casos. Se denomina hipertensión secundaria cuando está provocada por otra circunstancia conocida. La hipertensión renal es la causa más frecuente de hipertensión secundaria y corresponde al 1% del total de casos de hipertensión arterial.
¿Qué tipos de hipertensión renal existen?
Existen dos tipos principales de hipertensión renal:
- Hipertensión renovascular aterosclerótica: Se depositan placas en la arteria renal (aterosclerosis) provocando su estrechamiento y la interrupción del flujo sanguíneo. La hipertensión renovascular aterosclerótica ocurre mayormente en hombres mayores de 45 años, y representa dos tercios de los casos de hipertensión renal.
- Hipertensión renovascular causada por displasia fibromuscular: Las células de la pared arterial crecen demasiado causando un estrechamiento del canal arterial. Se observa principalmente en mujeres menores de 45 años. Además, es la causa de hipertensión en el 10% de los niños con el trastorno.
Además, el estrechamiento de la arteria renal puede estar causada por otras circunstancias como la compresión de la misma por traumatismos, tumores o coágulos (trombosis o embolismo).
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Los principales factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que una persona desarrolle hipertensión, incluyendo hipertensión renovascular, son las siguientes:
- Fumar
- Estrés
- Obesidad
- Dieta con alto consumo de sal
- Exposición a metales pesados
- Predisposición hereditaria
- Dislipemia
¿Qué síntomas presenta?
A menudo los síntomas son ausentes o sutiles y se corresponden con los de padecer hipertensión arterial que a menudo puede ser severa.
También pueden presentarse problemas renales cuando la filtración glomerular disminuye. La insuficiencia renal se puede evidenciar en el examen de creatinina en sangre anormalmente alto o en la depuración de creatinina calculada con un valor menor del normal.
¿Cómo se puede diagnosticar?
Debe sospecharse cuando se da un desarrollo repentino de hipertensión en pacientes menores de 30 años o mayores de 55 años, o cuando la hipertensión empeora abruptamente en cualquier paciente.
En muchas ocasiones, el aumento de las cifras de albúmina en orina (proteinuria) puede considerarse un signo temprano de hipertensión renal. A veces la aterosclerosis de las arteriolas renales produce esta pérdida de proteína en la orina incluso años antes del daño del riñón y de la hipertensión arterial.
Asimismo, se debe sospechar la estrechez de las arterias renales en personas con otras manifestaciones de aterosclerosis como enfermedad coronaria, aterosclerosis de la aorta o enfermedad arterial periférica.
Aunque no existe una única prueba para diagnosticar la hipertensión renovascular, aproximadamente la mitad de los pacientes con este trastorno tiene un sonido cardiovascular específico que el médico detectará escuchando con un estetoscopio la parte superior del abdomen.
Existe un examen que se puede realizar si se sospecha un daño de la arteria renal antes de que produzca cualquier síntoma llamado renografía con captopril y mertiatida de tecnecio-99Tc. Si es normal hay total seguridad de que las arterias renales están sanas.
También se realizan estudios de imagen cuando ya se presentan síntomas para poder ayudar en el diagnóstico:
- Ecografía dúplex: Es un examen no invasivo que se puede realizar varias veces como seguimiento del grado de estrechez de las arterias. Sin embargo, no es mejor que las angiografías para hacer el diagnóstico porque depende de la experiencia del médico que la realiza.
- Angiografía endoarterial o arteriografía renal: El material de contraste es insertado en la arteria renal y se realiza una secuencia de radiografías.
- Angiografía por tomografía computarizada TC.
- Angiografía por resonancia magnética nuclear RMN.
En la actualidad se trata de evitar la toma de urografía intravenosa e incluso de TC y RMN por el riesgo de que el medio de contraste inyectado en estos exámenes produzca más daño del riñón.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
La hipertensión renovascular puede tratarse con medicamentos antihipertensivos, aunque en muchas ocasiones la respuesta al tratamiento no es efectiva.
Para aproximadamente el 90% de los pacientes con displasia fibromuscular es efectivo usar la técnica de la angioplastia transluminal percutánea donde se usa un catéter para dilatar la arteria renal. Este procedimiento es menos efectivo en el caso de padecer hipertensión renovascular aterosclerótica.
Cuando existe daño renal a menudo es eficaz la realización de cirugía para realizar un bypass o reparar el bloqueo de la arteria renal.
En casos muy graves es posible que sea necesaria la extracción del riñón.





Fernando Martínez Sáez
Redactor y divulgador de temas científicos, médicos y sanitarios. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
Revisor clínico