La hipertensión renal es una forma secundaria de hipertensión arterial causada por un estrechamiento de las arterias que vascularizan los riñones.
La hipertensión renal se produce por el estrechamiento de la arteria renal que reduce el flujo de sangre que llega al riñón. En respuesta a este proceso el riñón produce una proteína denominada renina, que se libera en el torrente sanguíneo convirtiéndose posteriormente en una enzima que causa la retención de sodio y la constricción de las arteriolas (vasos sanguíneos de pequeño tamaño) provocando la hipertensión arterial.
La hipertensión arterial más frecuente es la primaria que aparece sin causas evidentes y corresponde al 90% de los casos. Se denomina hipertensión secundaria cuando está provocada por otra circunstancia conocida. La hipertensión renal es la causa más frecuente de hipertensión secundaria y corresponde al 1% del total de casos de hipertensión arterial.
Existen dos tipos principales de hipertensión renal:
Además, el estrechamiento de la arteria renal puede estar causada por otras circunstancias como la compresión de la misma por traumatismos, tumores o coágulos.
Los principales factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que una persona desarrolle hipertensión, incluyendo hipertensión renovascular, son las siguientes:
A menudo los síntomas son ausentes o sutiles y se corresponden con los de padecer hipertensión arterial que a menudo puede ser severa.
También puede presentarse edema pulmonar o problemas renales.
Debe sospecharse cuando se da un desarrollo repentino de hipertensión en pacientes menores de 30 años o mayores de 55 años, o cuando la hipertensión empeora abruptamente en cualquier paciente.
Aunque no existe una única prueba para diagnosticar la hipertensión renovascular, aproximadamente la mitad de los pacientes con este trastorno tiene un sonido cardiovascular especifico que el médico detectará escuchando con un estetoscopio la parte superior del abdomen.
También se realizan estudios de imagen para poder ayudar en el diagnóstico:
La hipertensión renovascular puede tratarse con medicamentos antihipertensivos aunque en muchas ocasiones la respuesta al tratamiento no es efectiva.
Para aproximadamente el 90% de los pacientes con displasia fibromuscular es efectivo usar la técnica de la angioplastia transluminal percutánea donde se usa un catéter para dilatar la arteria renal. Este procedimiento es menos efectivo en el caso de padecer hipertensión renovascular aterosclerótica.
Cuando existe daño renal a menudo es eficaz la realización de cirugía para realizar un bypass o reparar el bloqueo de la arteria renal.
Cuando existe daño renal a menudo es eficaz la realización de cirugía para realizar un bypass o reparar el bloqueo de la arteria renal.
En casos muy graves es posible que sea necesaria la extracción del riñón.