El dengue es una enfermedad aguda de origen viral, transmitida por un artrópodo que produce síntomas muy parecidos a la gripe como dolor en los huesos, hemorragias en la membrana mucosa de la piel y el abdomen, fiebre alta, escalofríos, dolores de cabeza, vómitos, diarrea y agotamiento.
Puede evolucionar revistiendo mayor gravedad principalmente hacia dos estados:
Los virus del dengue pertenecen al género Flavivirus de la familia Togaviridae, con cuatro serotipos denominados Den-1, Den-2, Den-3 y Den-4, los cuales se ha denominado 'complejo del virus dengue'
La forma de contagio más conocida del dengue es mediante el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), de distribución geográfica muy amplia en toda la zona caliente del globo, el cual en lugar de controlarse ha venido propagándose en forma alarmante.
Mientras no se logré concientizar a la población en riesgo de que la única manera de combatirlo es eliminando sus posibles criaderos domésticos, no se logrará su control.
Los síntomas del dengue pueden ser diferentes dependiendo de la edad del paciente y la severidad de la enfermedad.
Los lactantes pueden iniciar sólo como un proceso febril con erupción maculopapulosa (manchas rojizas y protuberancias hinchadas en la piel).
A medida que aumenta la edad se identifican otros signos y síntomas como:
La fiebre normalmente no dura más allá del quinto día y el exantema (manchas en la piel) puede o no estar presente.
El dengue hemorrágico, en principio es indistinguible del dengue clásico, pero la presencia de alguna manifestación hemorrágica (petequias, equímosisepistaxis, gingivrragia, melenas, etc. o por lo menos una prueba de torniquete positiva) establece la diferencia.
En estos pacientes con dengue hemorrágico además se produce:
Algunos niños presentan hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado) y no suele haber ictericia pero puede confundirse con una hepatitis (la cual de suyo puede producirse por el virus del dengue).
Son frecuentes los derrames serosos (edemas. Hidrotórax, ascitis) y ocasionalmente otros como hidrocele, derrame pericárdico o articular .
El choque (shock) suele presentarse entre el tercer y sexto día después del comienzo del periodo febril e inicia en forma insidiosa con palidez, piel fría, pulso débil y rápido, inquietud o tendencia a la letargia y dolor abdominal progresivo que puede confundirse con abdomen agudo por la defensa abdominal que suscita la ascitis presente en algunos casos.
La presión arterial puede disminuir en sus cifras sistólicas y diastólicas o la diferencia entre ellas a menos de 20 mmhg. Si no se administran líquidos oportunamente y en las cantidades adecuadas, se puede progresar a choque profundo con presión arterial y pulso imperceptible. La conciencia solo se pierde en fases muy profundas
También puede presentarse en el curso del choque edema pulmonar no cardiogénico o sobrecarga del líquido al final del mismo cuando regresan en forma masiva líquidos al espacio intravascular.
Si se proporciona una terapia adecuada, el choque no suele durar más de doce horas. La convalecencia del dengue hemorrágico y del síndrome de choque por dengue es corta. Si se logra superar la etapa crítica y no se presentan complicaciones los pacientes se recuperan habitualmente sin secuelas.
El objetivo fundamental en estos pacientes es revertir las alteraciones del volumen sanguíneo hasta la normalidad.
Los criterios para hospitalizar a una persona que padece dengue son:
Si el paciente tiene dengue hemorrágico se inicia trata con líquidos orales con sales de rehidratación oral, jugos y Acetaminofén en caso de encontrarse febril.
Si él vomito es persistente, hay acidosis o hemoconcentración se inicial líquidos parenterales con 1500 Ml por m2 de superficie siendo la mitad en Ringer y la otra mitad una mezcla de glucosa al 5% con electrolitos.
La mitad se administra en las primeras 8 horas y el resto en las otras 16 horas, corrigiendo el grado de deshidratación que el paciente presente si es el caso.
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