El empiema se define como la acumulación de pus en una cavidad orgánica.
Normalmente el empiema hacer referencia al empiema pleural que es la acumulación de pus en el espacio pleural, cavidad orgánica existente entre los pulmones y la pared torácica.
El empiema se diferencia del absceso, en que éste último es una colección de pus en una cavidad recién formada.
La pleura, es una membrana que rodea los pulmones que, en condiciones normales no contiene ningún tipo de sustancia. Cuando en dicha cavidad se acumula pus, se denomina empiema pleural.
Dado que el empiema más frecuente con diferencia es el empiema pleural, nos centraremos en él fundamentalmente.
Otras localizaciones menos habituales son:
El derrame pleural, suele suceder en el 40% de las neumonías bacterianas.
El origen del empiema pleural puede responder a diversas causas:
Dado que principalmente el origen es de tipo infeccioso, suelen existir una serie de microorganismos típicos que producen la enfermedad.
En función de las características del paciente y sus factores de riesgo sospecharemos un germen u otro.
Los factores de riesgo principales para el desarrollo de una neumonía son:
Dado que la gran mayoría de los pacientes sufren de una neumonía de origen bacteriano, los síntomas más habituales suelen ser:
Se sospecha mediante la historia clínica y la exploración física. Posteriormente, para confirmar el diagnóstico se requerirá de pruebas complementarias.
Pruebas de laboratorio:
Pruebas de imagen:
El tratamiento dependerá del tipo de derrame, la cantidad y del compromiso respiratorio que genere al paciente:
En los derrames no complicados (categorías 1 y 2): se descarta el drenaje pleural y suelen tratarse únicamente con antibióticos (penicilinas, carbapenémicos, cefalosporinas, clindamicina, metronidazol, vancomicina…).
En los derrames complicados (categorías 3 y 4): además de antibióticos intravenosos, suelen requerir drenaje del líquido pleural mediante toracocentesis. En ocasiones, puede dejarse un tubo de drenaje colocado (toracostomía).
Junto con estas técnicas, también puede valorarse el uso de agentes fibrinolíticos.
Si a pesar de ello no existiese mejoría, se requerirá de una intervención quirúrgica. Las técnicas más empleadas son el VATS (toracotomía asistida por vídeo) y toracotomía abierta.
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