La migraña o jaqueca es una enfermedad neurológica crónica, de causa no conocida que se manifiesta por crisis o ataques repetitivos de cefaleas (dolor de cabeza).
Suelen tener unas características muy concretas: duración (entre 4 y 72 horas), tipo de dolor (pulsátil), asociado a náuseas, fotofobia (molestia a la luz) y fonofobia (molestia al ruido) y que empeora con la actividad física.
Se pueden diferenciar dos tipos de migrañas o jaquecas en función de si se presenta aura o no.
El aura son unos síntomas premonitorios que consisten en olores extraños, luces centellantes y problemas de visión (como si el campo visual se redujera).
Muchos pacientes no tienen este aura, pero si la presentan, se considera muy típico de la migraña y nos orienta claramente hacia su diagnóstico.
En función de si se presenta aura o no, se distinguen dos tipos de migraña o jaqueca.
El aura visual es muy común en la jaqueca y tiene dos formas:
Se piensa que el aura está ocasionada por la dilatación de los vasos sanguíneos de la cabeza que estimulan las terminaciones nerviosas que ocasionan el dolor.
Estas dilataciones ocasionan un dolor palpitante intenso, normalmente sobre un lado de la cabeza, y se asocian normalmente a las náuseas y vómitos. La persona afectada puede experimentar un "aura" antes de que el dolor de cabeza comience (luces chispeantes, visión oscurecida y olores peculiares). Puede durar entre 8 y 12 horas.
Como ya se ha indicado existen varios subtipos de migraña, siendo los dos principales la migraña con aura, denominada anteriormente clásica, y la migraña sin aura o migraña común. Esta última es la más frecuente.
En la migraña con aura, el dolor de cabeza va precedido de síntomas como visión borrosa, visión de manchas negras que se mueven e incluso hormigueo en manos o en comisuras labiales y lengua.
Habitualmente se desarrollan en unos 5 a 20 minutos, duran menos de una hora y suelen ir seguidos de cefalea similar a la de la migraña común.
Las principales características de las migrañas o jaquecas son:
La jaqueca usualmente comienza antes de los 40 años de edad. La evolución varía de paciente a paciente, pero es típico que a partir de los 50 años disminuya el número de crisis, sin que se sepa realmente por qué.
Las jaquecas afectan más (el triple) a las mujeres (incidencia anual del 18%) que a los hombres (incidencia anual del 6%) y tienden a heredarse.
Hay una serie de desencadenantes típicos de la migraña, que varían de una persona a otra, pero que deberían evitarse en la medida de lo posible:
Los consejos generales para mitigar la migraña o jaqueca consisten en:
Se puede usar medicamentos durante las crisis dependiendo de su intensidad. Habitualmente, con un analgésico menor suele ser suficiente, por ej. con ibuprofeno, con efecto analgésico, pero sobre todo antinflamatorio.
También la aspirina es adecuada. Los analgésicos puros, tipo paracetamol no son tan efectivos, pero esto varía de una persona a otra.
Si las crisis son intensas, duraderas y responden a los analgésicos, es mejor intentar yugularlas en cuanto se noten. Se utilizan para ello los triptanes, agonistas serotoninérgicos que producen vasoconstricción y yugulan bien las crisis (no al 100 % de los pacientes).
Para que sean efectivos deben tomarse en la fase inicial, ya que luego son mucho menos eficaces. El más conocido es el Sumatriptán, que se usa de forma inyectable. Actualmente también puede utilizarse otros triptanes por vía oral, y hay nuevas fórmulas mejoradas, incluso por vía nasal, aunque el Sumatriptán sigue siendo el medicamento de referencia.
No se pueden tomar si se tienen antecedentes de enfermedad coronaria cardiaca, o enfermedad arterioesclerosa o si se sufre de hipertensión severa.
La prevención de los dolores de cabeza se considera más importante que el tratamiento. Como muchas de las causas son conocidas, pueden evitarse fácilmente. Mediante ciertos consejos domésticos se pueden mitigar un 90% de todos los dolores de cabeza:
Si se sufren muchas crisis migrañosas, se debe plantear un tratamiento preventivo con medicamentos, que los hay de muchos tipos, pero los más conocidos son los antagonistas del calcio (flunarizina, verapamilo) y los betabloqueantes (metoprolol, propranolol, timolol), que evitan la vasoconstricción de los vasos cerebrales. Este tratamiento no siempre es efectivo, y debe ser indicado por un Neurólogo, ya que deben tomarse al menos durante 3 a 6 meses.
También se utilizan como tratamientos preventivos fármacos antidepresivos (amitriptilina) y antiepilépticos (ácido valproico, gabapentina, topiramato).
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