El término glomerulonefritis se refiere a la inflamación de los glomérulos renales, parte de los riñones dónde se filtra la sangre.
En cada riñón podemos encontrar entre 800.000 a 1 millón de glomérulos.
La afectación en los glomérulos se puede desarrollar rápidamente (síndrome nefrítico agudo) o lentamente (síndrome nefrítico crónico).
La principal causa de la glomerulonefritis es de origen autoinmune. El propio sistema inmunitario provoca la inflamación en los glomérulos. Los factores que pueden activar al sistema inmunitario favoreciendo la posterior inflamación renal son:
La inflamación de los glomérulos puede producir una disminución en el volumen de sangre filtrada o una pérdida en las moléculas filtradas. Esto provoca una disminución de la producción de orina y la eliminación por esta de sustancias que no deberían ser eliminadas del cuerpo.
Los síntomas que esto provoca son:
Con el tiempo, los glomérulos renales inflamados se van cicatrizando perdiendo irreversiblemente su funcionalidad. Esto lleva a la insuficiencia renal crónica.
Como la mayoría de las glomerulonefritis son crónicas y evolucionan lentamente, el trastorno se suele descubrir de forma casual con un análisis de orina rutinario o en el examen de otra enfermedad.
Pese a esto, el diagnóstico definitivo se hace mediante el estudio de una muestra de tejido renal (biopsia).
Otros exámenes que se pueden hacer son:
La mayoría de las glomerulonefritis son de causa inmunitaria, por lo que los fármacos más usados para frenar su progresión son los inmunosupresores como:
Otro modo de disminuir el ataque inmunitario sobre el riñón consiste en la extracción de los anticuerpos de la sangre, sacando plasma de la sangre y sustituyéndolo por otro líquido o por plasma de un donante. De esta forma se eliminan de la sangre los anticuerpos que producían la inflamación renal. Esta técnica se denomina plasmaféresis, pero su utilidad está limitada a subtipos específicos de glomerulonefritis.
Por otra parte, es importante tratar la hipertensión arterial, ya que reduce el avance a insuficiencia renal y disminuye las nefastas consecuencias que el incremento de presión mantenida tiene sobre los distintos órganos del cuerpo. Para esto se utilizan fármacos antihipertensivos.
Finalmente, el tratamiento médico se puede complementar con medidas dietéticas que reduzcan el esfuerzo renal como restringir el consumo de líquidos, sal, proteínas y sustancias tóxicas para el riñón.
Si con el tiempo la enfermedad evoluciona a insuficiencia renal, los únicos tratamientos posibles son la diálisis o el trasplante de riñón.
Dependiendo de la severidad de la glomerulonefritis, esta puede resolverse o mantenerse en estado crónico conduciendo a la insuficiencia renal.
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El contenido de esta página puede ser consultado en inglés en el siguiente enlace: Glomerulonephritis
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