La hipotermia es la presencia de una temperatura corporal anormalmente baja en el recién nacido. Es un grave riesgo que puede provocar incluso la muerte.
La hipotermia puede evitarse secando rápidamente al recién nacido en el paritorio (para evitar la pérdida de calor por evaporación) y, a continuación, envolviéndolo (incluso la cabeza) con una manta caliente.
Si es necesario exponer al recién nacido para reanimarlo, observarlo o dejar que se establezca un contacto cutáneo con la madre, debe emplearse una fuente de calor radiante para calentarlo.
La hipotermia se trata calentando al recién nacido en la incubadora o bajo una fuente de calor radiante, con un mecanismo programado para mantener una temperatura cutánea de 36,5 °C.
La hipoglucemia es la presencia de una glucosa (azúcar) en sangre anormalmente baja en un recién nacido. Están en riesgo especial de hipoglucemia los hijos de madres diabéticas.
La hipoglucemia neonatal puede provocar una lesión neurológica, por lo que su prevención o tratamiento deben ser lo más precoces posible.
En la primera semana de vida se detecta, en una muestra de sangre capilar extraída del talón del recién nacido, la presencia o ausencia de algunas enfermedades metabólicas congénitas (fenilcetonuria, hipotiroidismo, tirosinosis, homocistinuria, galactosemia, etc). Algunas de ellas son tratables antes de que produzcan daños irreversibles.
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