Un sangrado interno, o también llamada hemorragia interna, es la rotura de algún vaso sanguíneo (arteria o vena) que provoca la acumulación de sangre en alguna cavidad orgánica interna, principalmente el abdomen.
Puede aparecer después de un trauma fuerte o, en algunos casos con traumatismos leves, por ejemplo cuando la persona tiene problemas para coagular la sangre. Esto puede ocurrir porque sufre de una enfermedad o porque toma medicamentos anticoagulantes.
Otra forma poco frecuente de sangrado interno que puede pasar inadvertida es la producida por infecciones como el ébola, el dengue y la fiebre amarilla.
Los síntomas del sangrado interno dependen del órgano afectado.
En el caso de una lesión traumática, tal como un accidente de automóvil o una caída, el sangrado interno puede no ser aparente de forma inmediata.
Los traumas en la cabeza pueden producir hematomas (acumulaciones de sangre) que se van formando poco a poco y pueden ser letales. En estos casos los síntomas son dolor de cabeza y déficit neurológico.
A veces, el sangrado interno es menos intenso porque se debe a una enfermedad de base como una úlcera gástrica que sangra, gastritis erosiva o tumores o lesiones sangrantes del intestino.
En el caso de la ruptura de un aneurisma (dilatación de una arteria) cerebral o de la aorta abdominal, los síntomas serán severos, súbitos y con frecuencia fatales.
Dados los peligros del sangrado interno, hay que sospecharlo si se observa:
Cuando la pérdida de sangre es muy abundante, la persona puede sentir:
Se puede llegar a la pérdida de conciencia, sobre todo cuando se está de pie o sentado, con recuperación al tumbarse.
La hemorragia interna puede producir shock (colapso) porque el volumen de sangre en el cuerpo se hace menor.
Es muy conveniente la elevación de las piernas en caso de shock. Cualquier situación de shock requiere atención médica urgente e inmediata.
Si la persona no respira y no tiene pulso se debe comenzar la resucitación cardiopulmonar (RCP) mientras llega la ayuda médica.
No se debe intentar retirar elementos que puedan estar ocasionando el sangrado interno como cuchillos, flechas u otros porque el sangrado y el daño pueden empeorar.
El manejo de cualquier sangrado interno debe ser siempre realizado por un médico y en un hospital o clínica.