
¿Qué es el síndrome de Guillain-Barré?
El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso, inflamando el nervio, lo que ocasiona debilidad muscular.
Se presenta como una parálisis simétrica rápidamente ascendente (de las piernas a los brazos) que se acompaña de disminución de los reflejos, síntomas sensitivos y trastornos autónomos variados.
Es la causa de parálisis aguda (rápida y repentina) y subaguda (progresiva y que dura semanas o meses) más frecuente.
Afecta personas de todas las edades y de ambos sexos en todos los países del mundo con una incidencia promedio de un caso por cada 100.000 personas al año.
¿Cuál es la causa del síndrome de Guillain-Barré?
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad que suele aparecer hasta en el 60% de los casos algunos días o semanas después de una infección respiratoria alta o digestiva, y en la que pueden estar implicados varios microorganismos (Campylobacter jejuni, Mycoplasma, Citomegalovirus, virus de Epstein-Barr y VIH).
Otras veces puede aparecer tras ciertas vacunaciones (la rabia y la gripe porcina), después de algunas cirugías y en casos raros como complicación de enfermedades malignas (linfomas), carcinomas o embarazo.
¿Qué tipos de síndrome de Guillain-Barré existen?
Existen tres tipos diferentes de la enfermedad de Guillain-Barré:
- Polirradiculitis tipo Laundry, que suele tener mal pronóstico, debido a que produce parálisis ascendente que puede llegar a afectar el bulbo.
- Polirradiculitis subaguda.
- Polirradiculitis crónica, que puede ser recurrente o continua.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de Guillain-Barré?
Los principales síntomas del síndrome de Guillain Barré son:
- Parálisis ascendente simétrica y progresiva de las extremidades (comienza en las piernas y posteriormente se extiende al tronco y músculos intercostales, los brazos, el cuello y los pares craneales).
- Hiporreflexia o arreflexia (debilitamiento o disminución de los reflejos), que ocurren a menudo después de una infección.
- Puede aparecer dolor y molestias en los músculos y veces sensación de quemadura.
Suele comenzar con acorchamiento de los dedos y dolor en los hombros y muslos, acompañada de debilidad facial. Después tiende a presentarse con dificultad para respirar. Evoluciona en 2 o 3 días manteniéndose el control de los esfínteres y las facultades mentales.
¿Cómo se diagnostica el síndrome de Guillain-Barré?
El síndrome de Guillain-Barré puede confundirse con otras neuropatías autoinmunes o tóxicas (plomo, mercurio, arsénico o talio), el botulismo, la poliomielitis, la miastenia grave aguda y con la histeria.
El examen completo realizado por un neurólogo es el pilar del diagnóstico del síndrome de Guillain-Barré.
Las dos pruebas diagnósticas de laboratorio más importantes son:
- Estudios electrofisiológicos: en la electromiografía se observan signos de desmielinización y degeneración axonal. La velocidad de conducción se retrasa de forma característica (segmentario).
- Estudio del líquido cefalorraquídeo: aparece un aumento de proteínas y pocas células inflamatorias. Las concentraciones de proteínas en el LCR (líquido cefalorraquídeo) suelen ser normales durante los primeros tres días y posteriormente aumentan de manera constante y puede exceder 500mg/100 ml. Esta elevación de proteínas parece mantenerse elevada hasta un poco después de iniciarse la recuperación.
¿Cuál es el pronóstico del síndrome de Guillain-Barré?
El momento crítico se alcanza a las 4 semanas y luego comienza la recuperación, hasta un cierto punto, ya que algunos de los casos siguen presentando síntomas después de un año.
En la mayor parte (80%) la recuperación es completa, y tan solo el 5% de los casos tiene una mortalidad por las complicaciones.
¿Cuál es el tratamiento recomendado en el síndrome de Guillain-Barré?
El tratamiento más importante en las personas con síndrome de Guillain-Barré es garantizar la respiración adecuada y el bienestar general porque, en la mayoría de casos, la enfermedad desaparece sola.
Se deben estar realizando pruebas para diagnosticar de manera temprana una insuficiencia respiratoria que puede ser grave e incluso necesitar un ventilador mecánico o una traqueostomía, así como tomas de presión arterial porque son frecuentes tanto la hipotensión como la hipertensión arterial y se deben corregir rápidamente.
También es fundamental prevenir los típicos problemas de las personas que permanecen inmovilizadas mucho tiempo como embolismos, hemorragias digestivas y desequilibrios de los electrolitos.
La plasmaféresis y la inmunoglobulina por vía intravenosa son muy eficaces, sobre todo si se aplican en la primera semana, porque reducen el tiempo necesario para la mejoría clínica. Por su parte, los esteroides no han resultado útiles.
La administración de heparina puede ser beneficiosa mientras el paciente está en cama. Los corticoides empeoran el pronóstico de la enfermedad por lo que no deben utilizarse.
Los fármacos inmunodepresores (Azatioprina o Ciclofosfamida) son beneficiosos en algunos pacientes.
Además, se tiene que realizar un completo programa de cuidados de enfermería, terapia respiratoria, fisioterapia y medidas dietéticas. La necesidad de intubación depende de la capacidad vital, que debe vigilarse estrechamente.
Por último, se debe apoyar psicológicamente por la parálisis total en un paciente con las facultades mentales intactas.



Dr. Ignacio Antépara Ercoreca
Especialista en Alergología por la Universidad de Navarra y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco.
Autor originalDra. Yolanda Patricia Gómez González
Especialista en Medicina general y licenciada en medicina por la universidad nacional de Colombia.
Revisor clínico