El páncreas es un órgano que produce hormonas; algunas de ellas (la gastrina, por ejemplo) se liberan hacia el intestino, lo cual se conoce como páncreas exocrino, y otras hacia la sangre (insulina, glucagón). A los grupos celulares que tienen esta última función se les denomina "islotes de Langerhans".
Los tumores de páncreas son en general productores de hormonas, y reciben el nombre de la hormona que sintetizan en abundancia: insulinoma si es insulina, glucagonoma, y gastrinoma. Existe también la posibilidad de que secreten otros tipos de hormonas que habitualmente no son producidas por el páncreas, pero son casos verdaderamente excepcionales.
El efecto inicial más común de los tumores pancreáticos, ya que producen hormonas de manera abundante, es el de un exceso de actividad hormonal de alguna de estas tres estirpes que hemos señalado. Así, lo que encontramos es un funcionamiento exagerado de algunos de sus efectos:
Todavía hay más tumores de producción de hormonas, pero son muy raros y tienen un extenso orden de manifestaciones incluyendo diarrea acuosa, pérdida de peso y baja concentración de potasio en sangre. Si usted experimenta una diarrea acuosa acompañada de fatiga y pérdida de peso en las últimas semanas, su médico probablemente querrá hacer una extensa analítica y tests radiológicos para diagnosticar la enfermedad.
Insulinoma
Gastrinoma (síndrome de Zollinger-Ellison)
Glucagonoma
Los cánceres del páncreas presentan altas tasas de mortalidad; globalmente se estima que presentan una supervivencia global en torno al 4%.
Los casos con mayores posibilidades de supervivencia a los 5 años son los del tumor confinado al páncreas; se considera que lo son cuando el tumor tiene menos de 2 cm, no hay extensión (metástasis) a los ganglios linfáticos ni rebasa la cápsula pancreática. En estos casos, después de operar para eliminar completamente el tumor, se calcula que a los 5 años sobreviven entre un 18 y un 24% de los pacientes.
Si el tumor se encuentra más extendido, las tasas de supervivencia son menores aún; en general, una gruesa mayoría de pacientes fallece en el primer año siguiente al diagnóstico de la enfermedad.
En cualquier etapa, se trata de tumores poco sensibles tanto a quimioterapia como a radioterapia; la cirugía, salvo en los casos mencionados de tumor localizado, tampoco resulta curativa. En estos casos localizados, se procede a la extracción quirúrgica completa del tejido afectado.
Sin embargo, la cirugía sí se puede utilizar con fines paliativos al objeto de mejorar la calidad de vida del paciente, como las obstrucciones de los conductos biliares, o del tracto digestivo.
De cualquier modo, es imperativo tratar tanto el dolor físico, como el sufrimiento psicológico intenso de los pacientes graves y de sus familiares. En el caso de cáncer de páncreas, además, el problema se ve agravado por el hecho de que la propia enfermedad produce tendencia al cambio brusco de humor y a las depresiones. Esto debe ser tenido en cuenta a la hora de encarar la relación con ellos, y de procurarles el mayor alivio de sus padecimientos.
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