¿Qué es el síndrome del túnel carpiano?
El síndrome del túnel carpiano se produce al ser atrapado un nervio periférico (el nervio mediano) en la zona de la muñeca, lo que afecta a su función produciendo debilidad o daño muscular en la mano, la muñeca y los dedos.
¿Cuál es la causa que lo provoca?
Es frecuente, sobre todo en trabajadores que utilizan mucho las manos, como pueden ser secretarias, informáticos que usan con frecuencia el teclado del ordenador, trabajadores manuales que usan martillos neumáticos o golpean con objetos, o simplemente por la utilización repetitiva de la muñeca para hacer fuerza.
Aparece también en enfermedades que cursan con edema del tejido conectivo como la artritis reumatoide, el hipotiroidismo, el lupus, la gota… También puede aparecer o empeorar durante el embarazo, ya que en este se produce un aumento del edema en los tejidos blandos.
Realmente no se descubre una causa específica en más de la mitad de los casos, aunque de una forma u otra, la causa subyacente es la compresión de este nervio en su trayecto hacia la mano a su paso por debajo de la zona de la muñeca, donde existe un ligamento llamado anular o transverso del carpo, que al no ser distensible, si el espacio de paso que queda es pequeño, se produce compresión del nervio.
Se cree que la vibración continua, asociada a cierto grado de insuficiencia vascular, favorece este síndrome. En más del 70% de los casos acaba siendo bilateral, afectando a ambas extremidades superiores, y sin que se sepa muy bien por qué, afecta más a las mujeres (proporción hasta de siete a uno) de edad mediana y tiene cierto grado de componente hereditario.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome del túnel carpiano?
Los síntomas de la forma crónica suelen aparecer de forma paulatina, aunque en algunos casos también puedan debutar de una forma rápida.
Inicialmente aparece una sensación de pérdida de sensibilidad (hipoestesia), o sensaciones anormales, como hormigueos o ardores (parestesias), distribuidos en la zona del nervio mediano, correspondiendo a los tres primeros dedos de la mano y a la zona del pulgar, sobre todo en la zona palmar de la mano.
Estos síntomas suelen ser más frecuentes en diabéticos y en personas que trabajan con ordenador o máquina de escribir. En algunos casos, el dolor puede ir de la muñeca hasta el codo, hombro, e incluso el cuello, ya que el nervio está formado por raíces que salen a ese nivel.
Es típico que los síntomas comiencen por las noches, ya que al estar tumbado en la cama se favorece el edema en esa zona, aumentando la compresión.Progresivamente a estas sensaciones de molestias y dolor,se va sumando cierta rigidez y dificultad a la hora de mover los dedos, que el paciente descubre al intentar hacer la pinza con el dedo índice y el pulgar.
¿Cómo se puede detectar?
Para su diagnóstico, tras la aparición de los síntomas (que son muy característicos) se explora la zona donde pueden observarse una serie de signos que sugieren este proceso:
- Al golpear con un martillo de reflejos sobre el ligamento anular del carpo se produce una sensación de descarga en el segundo y tercer dedo de la mano (signo de Tinel).
- Al producir una flexión forzada de las muñecas durante unos minutos el paciente nota que sus síntomas empeoran (signo de Phalen).
Las pruebas radiológicas o analíticas no suelen tener interés, excepto que se haya encontrado en la exploración alguna anomalía que se quiera valorar en profundidad, o se sospeche que el síndrome es secundario a alguna de las enfermedades comentadas anteriormente.
La resonancia magnética nuclear es una prueba que da mucha más información que la radiología simple, y en muchos casos es útil.
Para confirmar la sospecha diagnóstica, la mejor prueba es la realización de un electromiograma (EMG), que si es anormal, suele confirmar con certeza la enfermedad y da una idea de su severidad. El problema que tiene es que un EMG normal no la descarta al 100%. Es decir, se puede tener un EMG normal y sin embargo sufrir la enfermedad.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
Respecto al tratamiento, es evidente que si existe una causa concreta esta debe ser tratada, pero habitualmente no se encuentra. Inicialmente, y si el caso no está muy avanzado, el tratamiento será conservador:
- En estadios precoces con una simple muñequera o férulas que inmovilizan la muñeca pueden mejorar los síntomas
- Si los síntomas no mejoran se asocian Antiinflamatorios no esteroideos (Piroxicam, Diclofenaco, etc..)
- Si persiste se suelen aplicar inyecciones de cortisona local de 1 a 3 ocasiones
También es fundamental analizar el trabajo del paciente para ver qué acciones de corrección pueden ser instauradas para disminuir la presión sobre esa zona.
Recientemente se ha comenzado a utilizar fármacos antiepilépticos de nueva generación (la Gabapentina, por ejemplo) que parece que están dando buenos resultados.
Si el cuadro es severo desde el inicio, o bien progresa a pesar del tratamiento, debe plantearse la descompresión quirúrgica de esa zona.
Se realiza mediante una sencilla técnica realizando una incisión del ligamento para ampliar y así aliviar la compresión. Se puede hacer con anestesia general o con el paciente despierto y anestesia troncular.
Asimismo, existen técnicas menos agresivas en caso de cirugía como puede ser la vía endoscópica, llamada también cirugía mínimamente invasiva o cerrada, en la que a través de unas mínimas incisiones se realiza la cirugía de liberación del nervio.
La cirugía no debe realizarse tempranamente, ya que no está exenta de complicaciones y de malos resultados, pero tampoco hay que esperar a que el nervio se lesione porque puede que entonces ya no sea efectiva.
Fernando Martínez Sáez
Redactor y divulgador de temas científicos, médicos y sanitarios. Miembro de la Asociación Nacional de Informadores de Salud.
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