La estenosis valvular aórtica es una cardiopatía valvular que consiste en un estrechamiento del orificio de la válvula aórtica que comunica el ventrículo izquierdo del corazón con la salida de la arteria aorta.
El corazón se divide en 4 cavidades, las 2 aurículas superiores y los 2 ventrículos inferiores, entre las diferentes cámaras existen válvulas que impiden el retorno de la sangre a la cavidad previa provocando que la sangre fluya en una única dirección.
Las válvulas cardiacas se encuentran en los conductos de salida de la sangre que comunican las diferentes cavidades del corazón.
La función principal de las válvulas consiste en impedir que la sangre fluya en sentido contrario de la normalidad.
La válvula aórtica (VA) está formada por tres valvas semilunares unidas por un anillo fibroso, dos anteriores y una posterior.
Cuando existe estenosis (estrechamiento), el corazón tiene que hacer un esfuerzo extra para vencer esa resistencia. Por el lado contrario, cuando existe insuficiencia valvular aórtica, parte de la sangre de la aorta puede retornar retrógradamente al ventrículo izquierdo.
Todo ello genera una serie de signos y síntomas diferentes.
La estenosis aórtica (EAo) supone el 25% de todas las valvulopatías. El 80% de los afectados son varones.
Hay 3 causas principales de estenosis valvular aórtica:
Tanto la degenerativa senil como la congénita se producen por calcificación progresiva de las valvas, compartiendo los mecanismos de producción y los factores de riesgo de la arteriosclerosis, tal como la acumulación de lípidos en las valvas con inflamación y posterior calcificación. En la enfermedad reumática se produce fusión en las comisuras entre las valvas.
Factores de riesgo para progresión de la estenosis valvular:
Estimación del grado de estenosis:
El grado de estenosis se estima mediante el cálculo de una serie de parámetros hemodinámicos medidos por ecocardiograma (área valvular, velocidad máxima de flujo aórtico y gradiente medio de presión transvalvular). En función de ello se categoriza en varios resultados:
Se produce una obstrucción al flujo sanguíneo de salida del ventrículo izquierdo (VI). Durante un largo tiempo y gracias a los mecanismos compensadores los pacientes permanecen asintomáticos. Inicialmente el ventrículo izquierdo compensa la sobrecarga de presión con la hipertrofia de sus paredes manteniendo la función cardiaca durante años. Posteriormente los mecanismos de compensación son insuficientes y comienzan a aparecer los diferentes síntomas.
Las manifestaciones más comunes son:
La estenosis aórtica puede sospecharse por la anamnesis, los síntomas del paciente y la exploración física (es característico un soplo en la auscultación cardiaca).
El ecocardiograma-doppler transtorácico es la prueba principal para el diagnóstico y la evaluación de la estenosis valvular en pacientes con o sin síntomas.
El electrocardiograma y la radiografía de tórax muestran signos indirectos, no dan el diagnóstico pero son pruebas que complementan el estudio cardiológico del paciente.
Otras pruebas que pueden resultar de utilidad serían la cardioresonancia y la tomografía multicorte que pueden ofrecer información adicional a la ecografía.
El PET-TC únicamente se usa en investigación.
La coronariografía está actualmente en desuso.
La ergometría (test de esfuerzo) está contraindicada en aquellos que tienen síntomas. Puede resultar de utilidad en gente con EAo severa, físicamente activos para inducir síntomas y estratificar el riesgo.
La medición del Péptido natriurético de tipo B, no se suele emplear de forma rutinaria. Podría resultar de utilidad su medición en pacientes con EAo severa y síntomas.
No existe un tratamiento médico efectivo que evite la progresión de la EAo en los pacientes asintomáticos. El tratamiento más eficaz es el quirúrgico.
En ciertas ocasiones por elevado riesgo quirúrgico, comorbilidades asociadas y otras situaciones no se puede llevar a cabo la intervención por lo que los síntomas deben ser controlados con tratamiento médico
Existen dos tipos de cirugía: recambio valvular (RV) bien con válvula metálica, lo más frecuente o con válvula nativa y la valvuloplastia con catéter-balón (VCB).
El recambio valvular es el único tratamiento que mejora los síntomas y la supervivencia.
La implantación percutánea de prótesis valvulares aórticas (IPPV) es una alternativa útil en aquellos pacientes con EAo severa sintomática no candidatos a la cirugía convencional por un elevado riesgo quirúrgico.
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