El reflujo vesicoureteral es una enfermedad que consiste en que la orina regresa de forma anormal desde la vejiga hacia los riñones, con el consiguiente riesgo de desarrollar infección.
La orina normalmente viaja desde los riñones a la vejiga por los uréteres y de la vejiga al exterior por la uretra.
El tracto urinario consta de los riñones, uréteres, vejiga y uretra. Los riñones son los órganos responsables de filtrar productos desechados del torrente sanguíneo produciendo orina en forma constante. La orina es eliminada por medio de los uréteres hacia la vejiga, donde es almacenada y luego vaciada gracias a su actividad muscular. Finalmente al ser eliminada por la uretra culmina en el proceso llamado micción.
Cuando el uréter se une a la vejiga, se introduce por la pared de la misma creando un pequeño túnel que actúa como mecanismo valvular. Este mecanismo, impide que la orina que se encuentra en la vejiga, retorne hacia los uréteres en el momento del llenado vesical y vaciado miccional.
Este mecanismo valvular tiene gran importancia por varias razones:
En la micción normal la orina solamente se dirige por la uretra hacia el exterior. Cuando el mecanismo valvular falla, se produce el reflujo vesicoureteral ya que parte de la orina retorna hacia los uréteres y en algunos casos hasta el riñón.
Existen dos tipos de reflujos
El reflujo expone a los riñones a infecciones que provocarán daños y cicatrices, hasta llegar en algunos casos a la atrofia. Estos daños pueden ocasionar en el futuro hipertensión arterial
En la mayoría de los casos el reflujo vesicoureteral se debe al desarrollo anómalo en el nacimiento de la unión entre los uréteres y la vejiga.
Es una enfermedad con un componente hereditario siendo mayor su aparición en niñas que en niños (del orden de 4 a 1).
El desarrollo incompleto de la unión permite el reflujo de orina desde la vejiga hacia el interior del uréter y de la pelvis renal, a menudo ante las presiones aumentadas durante el acto de orinar.
Entre las causas de reflujo vesicoureteral se incluyen
Los principales síntomas que pueden hacer sospechar la presencia del reflujo vesicoureteral son:
Puede también observarse en la orina:
La urografía intravenosa puede demostrar una dilatación de los cálices, un encintamiento ureteral y ureterectasias con dilatación del sistema colector superior.
Las cistouretrografías de llenado y miccional demuestran el reflujo vesicoureteral.
La cistoscopia puede confirmar la mala implantación del meato ureteral, con ectopia y distorsión de éste, o una obstrucción del tracto de salida de la vejiga.
El reflujo también se puede demostrar por la exploración con cistografía isotópica.
El reflujo de orina tiende a desaparecer con el crecimiento dependiendo de la severidad del reflujo y la edad del paciente. Cerca del 80% de los reflujos leves y el 50% de los reflujos moderados podrían desaparecer espontáneamente (con un promedio de 15 al 20% por año de edad del paciente) si reciben un tratamiento médico adecuado.
El tratamiento médico conservador suele ser adecuado para el reflujo leve de "alta presión" (miccional) sin lesión renal y meatos ureterales normales y con una infección de fácil control. El reflujo puede desaparecer en muchos de estos casos.
El reflujo grave de "baja presión" (llenado) secundario a la mala implantación o ectopia del meato ureteral se trata mejor mediante reimplantación vesicoureteral. Ésta suele tener éxito en la eliminación del reflujo y puede preservar la función renal.
El reflujo vesicoureteral asociado a hidrouréter masivo e hidronefrosis o trastornos mioneurógenos puede requerir la derivación urinaria primaria (ureterostomías cutáneas, vesicostomía, derivación urinaria a un segmento ileal o del colon).
Es imperativo el tratamiento médico de la infección urinaria asociada, la azoemia, el raquitismo renal, la hipoproteinemia y la anemia.